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DERMABOSCH - ACTIVIDADES Y UNIDADES DE TRATAMIENTO:

Unidad de cáncer cutáneo

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Cualquier componente de la piel puede dar lugar a tumores malignos. De todas formas los más frecuentes derivan de los queratinocitos de la epidermis (carcinomas), o de los melanocitos (melanoma).

Carcinoma:

CARCINOMA BASOCELULAR (CBC)

Es el tumor cutáneo maligno más frecuente, aunque su malignidad es exclusivamente local. Se puede resolver mediante cirugía u otros medios en la mayoría de los casos, pero no debe menospreciarse pues algunas formas anatomoclínicas (formas terebrantes o infiltrantes), o las tumoraciones localizadas cerca de líneas de sutura embrionarias, pueden profundizar y provocar muy graves problemas.

Su aspecto es muy variable, aunque en general se trata de una tumoración que crece de forma lenta (generalmente lleva 6-12 meses cuando el paciente consulta), con tendencia a erosionarse y sangrar discretamente con pequeños roces, y que muestra cierto brillo perlado y vasos dilatados en su superficie. La localización más frecuente es en la cara, aunque puede aparecer en cualquier otro lugar. En tronco son más frecuentes las formas planas que no hacen relieve.

El tratamiento es generalmente quirúrgico, siendo las técnicas empleadas para reparar el defecto el cierre directo, la plastia (moviendo la piel de zonas próximas), o el injerto de piel tomada de otra zona corporal.

Para determinadas formas, concretamente las planas, existen otras alternativas como el imiquimod tópico o la terapia fotodinámica.

CARCINOMA ESPINOCELULAR (CEC)

Es la tumoración cutánea más claramente relacionada con el daño solar acumulado a lo largo de años. Se presenta por ello en la mayoría de los casos en zonas habitualmente expuestas al sol: cara, dorso de manos y antebrazos, piernas en las mujeres y cuero cabelludo en pacientes con calvicie. Son lesiones con capacidad metastatizante, principalmente por vía linfática, y más en las lesiones localizadas en labio inferior, pabellón auricular y zona de la frente y sienes.

A menudo se desarrolla a partir de la Queratosis actínica, que aparece como una zona rasposa con discreto enrojecimiento y prurito, y que forma una escamocostra que se desprende y reaparece de forma reiterada. Son muy frecuentes en zonas fotoexpuestas y aunque su posibilidad de malignización no es muy alta para evitar molestias y prevenir su posible paso a un carcinoma deben tratarse. Ésto puede hacerse con distintos medios: crioterapia, electrocoagulación, láser Co2, imiquimod, diclofenaco tópico o terapia fotodinámica. La elección de un método u otro depende de las características peculiares de las queratosis actínicas en cada caso, su número, localización, y otros factores.

Es muy importante que los pacientes con este tipo de lesiones, y la población en general, eviten la exposición solar excesiva y se protejan cuando sea necesario con un producto con un factor de protección adecuado a sus características. Se puede encontrar información en este sentido en la Guía de fotoprotección disponible.

El tratamiento del Carcinoma espinocelular es prácticamente siempre quirúrgico, extirpándolo con un margen de seguridad variable en función de su tamaño. Solo en unos pocos casos puede estar indicada la radioterapia solo o como coadiuvante.

  • Carc. basocelualr nodular
  • Car. basocelular terebrante
  • Car.espinocelular preauricular
  • Carc. espinocelular labio

Melanoma:

Es una tumoración maligna de gran agresividad debido a su facilidad para mandar células a otros lugares del organismo (metastatizar), incluso en fases iniciales de los mismos. Todos los estudios epidemiológicos demuestran un aumento de su incidencia en las últimas décadas, que se atribuye a un mejor diagnóstico, cambios en los hábitos en la exposición solar y algunos otros factores menos claros.

Existen distintos tipos anatomoclínicos de Melanoma con distinta incidencia y pronóstico , aunque en cada uno de ellos éste depende especialmente del grosor de la lesión (índice de Breslow), que lógicamenete está en función del tiempo de evolución.

Dos de cada tres melanomas provienen de los melanocitos existentes en la capa basal de la epidermis, es decir aparecen como una lesión pigmentada que va aumentando de tamaño en una zona donde no existía previamente nada, mientras que el tercero se desarrolla a partir de un nevus melanocítico (lunar). Los datos que caracterizan a una lesión pigmentaria maligna (melanoma), importantes parta distinguirlo de un nevus pigmentocleular (lunar) , son su asimetría, borde irregular, multiplicidad de tonos en su seno, y crecimiento progresivo superando los 6 milímetros de diámetro.

Para un mejor examen de las lesiones pigmentarias se ha introducido en los últimos años la Dermatoscopia. Esta técnica está basada en la observación mediante luz polarizada de la distribución del pigmento y del distinto tono que toma este en función de su localización en la piel.

Para el control de la posibilidad de malignización de los nevus melanocíticos (lunares) en pacientes con multitud de estas lesiones, algunas con ciertos rasgos denominados atípicos o si hay antecedentes familiares de melanoma, se usa la dermatoscopia digital. Esta aparato disponible en nuestro centro (Fofinder Dermoscope), permite guardar las imágenes de las lesiones pigmentarias, escanearlas y valorar su riesgo de malignidad mediante un programa informático. En revisiones periódicas posteriores se comprueba la existencia o no de cambios en las lesiones y/o la aparición de otras nuevas, lo que permite, siempre bajo el criterio del dermatólogo, la decisión de cuales deben o no ser extirpados.